La osamenta del albatros sobre la madera abandonada.
Aun se puede oler el tabaco
de las pipas sobre los huesos del ala.
En las ventanas
que dan al jardín del infierno
las enfermeras lloran.
El barco se ha encallado partiendo las puertas,
las enfermeras lloran,
lloran y se abrazan,
y abrazan al niño que tiembla.
Veintiocho de octubre,
San Judas se parte.
La enfermeras corren desesperadas hacia la salida
y tapan la grieta de la gran puerta
En Hospital. Cartografías, Río Cuarto, 2012.
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