lunes, 1 de abril de 2013

Los nombres / Manuel Bandeira


Dos veces se muere:
Primero en la carne, después en el nombre.
La carne desaparece, el nombre persiste pero
Perdiendo su casto contenido
−Tantos gestos, palabras, silencios−
Hasta que un día sentimos,
Con un golpe de espanto (¿o de remordimiento?)
que el nombre querido ya no suena como los otros.

Santita nunca fue para mí el diminutivo de Santa.
Ni Santa fue nunca para mí la mujer sin pecado.
Santita eran dos ojos miopes, cuatro incisivos claros a flor de boca.
Era la intuición rápida, el miedo a todo, un cierto modo de decir "Válgame Dios".

Adelaida no fue para mí Adelaida solamente,
sino también cabellera de Berenice, Innominada, Casiopea.
Adelaida, hoy apenas sustantivo propio femenino.

Los epitafios también se borran, lo sé.
Pero más lentamente que las reminiscencias
en la carne, menos inviolables que las piedras de las tumbas.



Manuel Bandeira  (Recife, 1886- Río de Janeiro, 1968)

En Momento en un café y otros poemas. 
Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1986.
Trad. Estela Dos Santos

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